La filosofía medieval es la que se desarrolla durante la Edad Media. La Edad Media comprende desde el 476 después de Cristo, con la caída del Imperio Romano de Occidente, hasta el siglo XV. A lo largo de este largo período, podemos diferenciar dos grandes etapas: la Alta Edad Media y la Baja Edad Media.
En la primera etapa, comprendida entre los siglos V y XI, la Filosofía del Occidente Europeo se caracteriza por su escasa originalidad en contraste con la Filosofía árabe de este mismo período, presente en el Oriente Islámico y la España Musulmana. Es un período de evidente retroceso intelectual en la Europa que se extiende más allá de los Pirineos. En el ámbito cultural, la gente tenía una concepción cerrada del conocimiento. Pensaban que todo ya había sido descubierto y explicado por los antiguos greco-latinos, y su labor era recopilar el saber y transmitirlo. Este proceso se llevaba a cabo por amanuenses en los monasterios, centros de cultura. En el ámbito social, se presenta una sociedad fuertemente estamental y dividida en bellatores (nobles defensores), oratores (iglesia) y laboratores (trabajadores del campo). Está marcada por el feudalismo y el vasallaje, lo cual influye mucho en el arte y la escritura. Esta época está también caracterizada por el fuerte teocentrismo, las guerras, las epidemias, el hambre y la pobreza que asola gran parte de la población.
En la segunda etapa, desde el siglo XII al XV, se produce un renacimiento cultural gracias al desarrollo del comercio, las ciudades y la burguesía. A partir del siglo XV, con la consolidación de las monarquías y la influencia del humanismo, se produce un cambio social y cultural que deriva en la expansión de la cultura. Así el pueblo empieza a leer, aprender y razonar. En la Baja Edad Media sobresalieron dos órdenes religiosas mendicantes: los Dominicos, a la que pertenecía Tomás de Aquino, y Franciscanos, a la que pertenecían Grosseteste, Bacon y Ockham.